La isla corre peligro, se está hundiendo.
Nosotras, las habitantes, aún sobrevivimos. Somos yerbas de las malas, si, esas, las que no mueren.
Isleña II encontró otra orilla, acampó en otras tierras (algo empantanadas también).
Ella nos dejó para siempre y encontró un marinero bengalí q le alegra las mañanas.
III y yo creemos que el marinero es puto, pero II es medio ciega y aún no se dio cuenta. Debe ser la grasa de sus gafas, eso le impide ver con claridad.
III se fue de viaje. Creo que cayó presa en Cuba. Hace 20 días que no se reporta. Me dejó sola, abandonada. Y acá estoy yo, sola, como perro malo.
La vida en la isla es muy desesperante, la angustia intenta apoderarse de mi. Las alimañanas de alrededor quieren destruirme con sus ropas, con sus frases hechas y con sus vidas aplastadas...
Trato de sobrevivir, no es fácil.
Recuerden: estoy sola (y con rabia)
Extraño la crueldad de mis queridas isleñas. Aún con esas ráfagas de bondad que cada tanto me hacían replantear el vínculo. Aún así, las quiero.
Isleña I